Deer Lake, montañas de Schuylkill, Pennsylvania, cerca de la Autopista US 61, EE UU. Primavera de 1974. Allí, en Deer Lake, Muhammad Ali abre su campamento de entrenamiento, en un edificio y un ring que aún existen hoy, rumbo al místico combate de aquel otoño con George Foreman.Y a Deer Lake, Pennsylvania, llega Norman Mailer, de 49 años, ex marine en Filipinas, a las órdenes de George MacArthur. El mismo Mailer que acaba de decir en el penúltimo Vanity Fair, ya a los 83 años, ya Premio Pulitzer: "Muhammad Ali es la persona viva a la que más admiro".El Príncipe.Ante Ali en Deer Lake, Mailer escribe: "Al verle de nuevo, siempre hay un shock. No como en televisión, sino plantado delante tuya, con su apariencia brillante... las mujeres sueltan un suspiro audible, los hombres hunden la mirada: se les ha recordado de nuevo que no valen para nada. Aunque Ali nunca abriese la boca (...) seguiría inspirando amor y odio. Él es el Príncipe del Cielo: eso dice el silencio alrededor de su cuerpo, cuando está tan luminoso".Ali sepultó a Foreman, el Príncipe de las Tinieblas que no quería sacar las manos de los bolsillos para estrecharlas con las de Mailer. El recién fallecido presidente Ford liquidó la guerra en Vietnam, la guerra que sí puso K. O. a Ali, por tres años, cuando el campeón se negó a ser reclutado: "Ningún Vietcong me ha llamado negro". Después vendrían el terrible Thrilla In Manila, última batalla sangrienta con Frazier, y los mazazos de Ken Norton.Vino la retirada. Y, cuando el tiempo alejaba el halo de John F. Kennedy y la Nueva Frontera, Bill Clinton, un joven aprendiz de Kennedy, luchó para que el viejo Muhammad, ya tembloroso de Parkinson, subiera al pebetero de Atlanta con la llama olímpica, en 1996. Ahora, Ali sigue los combates de su hija Laila: le llevan al ringside en cochecito eléctrico: a él, que fuera mariposa y avispa. Se expresa con un hilo de voz: él, al que Tom Wolfe llamó "Bocazas Maravilloso". Cumplió 65 años el día 17. Por vía de la página web del Muhammad Ali Center de su ciudad, Louisville, pueden enviarle felicitaciones personales. A los 83, Mailer desvela su admiración por Fidel Castro. Pero ahí tenemos a nuestro Príncipe, ya con 65. Y sí: sí que "al verle de nuevo, siempre hay un shock"...
elDuende.
desdelbosque.