martes, mayo 09, 2006

Señales


Que fácil resulta a veces olvidarse de algunas cosas a las cuales tanta importancia habías dado en el pasado. Cómo te tortura y alegra al mismo tiempo el hecho de redescubrir símbolos espirituales que marcaron un antes y un después en tu vida pero que, sin embargo, pareciste obviar de la noche a la mañana…En estos últimos días mi yo se ha reencontrado con las señales. Y muchos os preguntaréis “¿qué son las señales?” cuando en realidad todos las estamos viviendo cada día, en cada momento, en cada caminata. Los adeptos a Pablo Coelho ya sabrán más o menos por donde voy y a lo mejor también ellos se reencontrarán con esta nube de pensamientos que tan hondo habían socavado.

Cuando descubres las señales renaces. Cuando te percatas de hasta donde llegan y de hasta que punto marcan la vida de la gente, la vida del vivir, encuentras otro sentido a la existencia del individuo y de la sociedad, y sobretodo a la de las relaciones. Mil preguntas sin respuesta te inundan el pensar, mil respuestas sin pregunta te arden en el sonriente corazón…Intentas en vano dar forma a ese cúmulo de coincidencias, quieres explicar el porque de aquello y el porque-no de lo otro, te cuestionas a ti, atentas racionalizar lo irracional en un intento vano de dirigir tu existencia y de repente te encuentras observando la irregular gracilidad del volar de una golondrina y le preguntas “¿Por qué?”. Nunca sabrás porque se rige su vuelo, pero tienes la más firme certeza de que debe ser así. Las señales están siempre aquí.

No las puedes buscar ni esperar, solo las puedes encontrar y seguir. Nunca sabes por donde ni como llegarán pero sabes que tarde o temprano te llamarán y que marcarán irrevocablemente tu vida si tienes el valor de querer verlas y, más importante, de querer seguirlas sin vacilar. Es así. Por eso cuando en algún momento te paras a meditar sobre el futuro te das cuenta de lo absurdo de tus intenciones: no hay futuro. El futuro es una invención, porque la más pequeña de tus decisiones lo cambia por completo y lo rehace y te renace hasta el punto que la única conclusión alcanzada es que debes tener valor para saber decidir, para saber captar las señales con lucidez y para saber afrontar un presente que solo será futuro cuando te remontes al recuerdo de una vida pasada: entonces verás lo que fue tu futuro, y de este modo éste pierde su sentido. La vida es presente. Puedes planear, mirar de orientar, incluso anhelar un futuro pero no debes amarrarte a ésta idea de vida porque acabará siendo eso: un amarre que te hundirá en una existencia de nostalgia i anhelo por algo que nunca estuvo cerca de existir, algo que no te pertenecía y que jamás buscaste en realidad. El presente te muestra las cartas de tu porvenir, pero después te las mezcla, cambia la baraja y te las vuelve a mostrar y ya no hay posibilidades de conjugar el póquer que anhelabas, porque es otra baraja. Mira tus opciones, presta atención a lo que te circunda, observa lúcido y crea tu camino, no dejes que lo creen por ti unas ilusiones vanas. Al final la vida no es más que un cúmulo de circunstancias que se dieron en el momento preciso y en el lugar adecuado y que debido al más fascinante de los caprichos vitales dio respuesta a un sinsentido, dio solución a una indecisión o creó una unión. Cuando te das cuenta de todo lo que ha tenido que pasar antes de tu existencia para que ésta se diera, te convences de que no hay coincidencias: hay señales. Posted by Picasa

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